Ayer nueve de octubre nos despedimos de Dieter, un amigo y compañero que deja una huella profunda en quienes tuvimos la fortuna de conocerle. Su partida anteayer nos llena de tristeza, pero su recuerdo perdurará entre nosotros como el de un hombre generoso, siempre dispuesto a tender una mano y a ofrecer su corazón sin reservas. Dieter no solo vivió para sí mismo; vivió para los demás, con una dedicación que pocas veces se ve. Su vida estuvo marcada por la solidaridad, por el compromiso genuino con las causas que realmente importan, aquí en Benissa, su hogar durante cuatro décadas, y también en los rincones más lejanos del mundo, especialmente en África, un continente que lo cautivó y donde encontró quizás una parte esencial de sí mismo.
Dieter tenía la capacidad de conectar con cualquiera, sin importar su edad, nacionalidad o inclinación política. No le interesaban las certezas inamovibles ni las verdades absolutas; le fascinaban las conversaciones, las preguntas, los debates que nos hacían pensar más allá de lo evidente. Como buen periodista, sabía que preguntar era mucho más importante que juzgar, y en sus preguntas nos hacía reflexionar, a menudo sobre aspectos de la vida que no habíamos considerado antes. A pesar de su carácter prudente, cuando se enfrentaba a una injusticia, se volvía incansable, terco, peleón. En esas ocasiones no se podía callar, luchaba con una pasión admirable.
El compromiso de Dieter trascendía fronteras. Su trabajo y su espíritu viajaron por el mundo, pero su base era Benissa, su querido pueblo, donde ya era uno más, uno de los nuestros. Con su partida, perdemos no solo a un amigo, sino a una persona profundamente buena. Alguien que nos enseñó, con su vida, que ser mejor cada día es un acto de amor hacia los demás.
Hoy le decimos adiós, pero su legado permanece. Le deseamos a Till, a sus hijos y nietos, mucha fortaleza en estos momentos. Sabemos que, allá donde esté, seguirá guiándonos con el recuerdo de su forma de estar discreta y al mismo tiempo muy presente que siempre le caracterizó. Dieter, te echaremos de menos.